Mujeres de Espíritu
Presentando artefactos, fotografías, videos y testimonios de primera mano, “Women & Spirit: Catholic Sisters in America” (Mujeres y Espíritu: Hermanas Católicas en América) hace una crónica de cómo las hermanas católicas ayudaron a crear el tejido de EE.UU. |
Si bien muchos católicos conocen hermanas desde sus experiencias parroquiales y escolares, la historia de estas mujeres ha permanecido un tanto oculta. Recorriendo el país entre 2009 y 2012, la exposición “Women & Spirit: Catholic Sisters in America” (Mujeres y Espíritu: Hermanas Católicas en América) ha echado algo de luz a la admirable historia de estas mujeres y sus comunidades.
Hermanas entonces y ahora
Después de su primer arribo a América casi 300 años atrás, las hermanas católicas establecieron escuelas, universidades, hospitales, orfanatos, y muchas otras instituciones que se ocupaban de necesidades sociales críticas. Como enfermeras, maestras y trabajadoras sociales, ingresaron a los rangos profesionales décadas antes que la mayoría de las otras mujeres. Su trabajo sentó las bases para los sistemas educativos y de salud de la nación, que continúan sirviendo a millones de estadounidenses de todas las condiciones sociales.
Una caja de tres llaves conocida como “caja común de seguridad” usada por las primeras hermanas. Como mujeres, no podían tener cuentas bancarias. |
Comenzó en 1727 cuando 12 hermanas católicas francesas se enfrentaron a piratas para cruzar el Atlántico y establecer la primera comunidad de hermanas en lo que es ahora EE.UU., en New Orleans. Actualmente más de 63,000 hermanas católicas continúan una tradición de servicio y oración que tiene siglos de antigüedad.
Ayuda para los inmigrantes
Entre 1820 y 1914 alrededor de 30 millones de inmigrantes europeos llegaron a los EE.UU. Con ellos vinieron hermanas desde Francia, Irlanda, Alemania, Polonia, Italia y otros países para trabajar en sus comunidades, educar a sus hijos, y cuidarlos cuando estaban enfermos. En 1830 había menos de 500 hermanas viviendo en los EE.UU. Para 1900 esa cantidad había aumentado hasta cerca de 50,000.
Hoy, las hermanas inmigrantes continúan teniendo presencia, igual que lo hicieron sus predecesoras europeas. Cantidades crecientes de hermanas de Asia, América Latina y África están viniendo a EE.UU. para trabajar con gente de sus países nativos.
Profesoras de Sisters of Charity de St. John school, Scottdale, Pennsylvania, c. 1920. |
Educación para los nuevos estadounidenses
Más americanos llegaron a conocer a las hermanas católicas en aulas que en cualquier otro ambiente. Desde la llegada de las primeras hermanas, millones de niños han asistido a escuelas en las que enseñaban—y en muchos casos habían fundado— hermanas católicas. Muchas de estas escuelas estaban formadas por inmigrantes y las clases frecuentemente se daban en un segundo idioma además del inglés. La primera santa nacida en América, Elisabeth Ann Seton, fundadora de las Sisters of Charity (Hermanas de la Caridad), fue una madre viuda que estableció la primera escuela católica libre de la nación. El sistema de escuelas católicas es hoy el sistema escolar privado más grande del mundo.
La Hermana Hilary Ross fue una científica sobresaliente, autora de más de 40 documentos científicos sobre la bioquímica de la lepra. |
Fomentar la educación de las mujeres se convirtió en un enfoque particular para muchas comunidades religiosas en los EE.UU. Las hermanas católicas fundaron más de 110 colegios y universidades en los EE.UU. A lo largo de las primeras décadas de 1900 hubo un porcentaje más alto de hermanas católicas que obtuvieron títulos universitarios que la mayoría de las mujeres de su era. Las jóvenes que asistían a academias y colegios patrocinados por hermanas católicas obtenían sus diplomas y también veían en las hermanas fuertes modelos de liderazgo y servicio.
Atención de la salud
Además de la educación, el cuidado de la salud ha sido un área principal de actividad para las comunidades religiosas de mujeres en EE.UU., e igual que su papel en la educación, es muy antiguo. Durante la Guerra Civil Norteamericana más de 600 hermanas de 21 comunidades religiosas diferentes atendieron tanto a soldados de la Unión como Confederados y brindaron servicios expertos de enfermería desde la época de la Guerra Civil hasta la epidemia de gripe de 1918. En el siglo XIX el público que alguna vez percibía a las hermanas como extrañas llegó a apreciar su cuidado y capacidad.
Hermana y niños en el New York Foundling Hospital a fines de los años 1950. |
Como reflejo de los muchos hospitales establecidos por hermanas católicas, en 2005 aproximadamente uno de cada seis pacientes hospitalarios de los EE.UU. fue atendido en una institución fundada por hermanas católicas.
Servicio a los necesitados
A lo largo de mediados del siglo XIX, olas de inmigrantes que llegaban a los EE.UU. vivían en edificios superpoblados en las ciudades, donde las malas condiciones de higiene e insuficiente atención de la salud provocaban enfermedades generalizadas y epidemias devastadoras—condiciones que presentaban nuevos desafíos para las hermanas católicas. Los niños se convertían en huérfanos en cantidades sorprendentes; se estimó que 30,000 no tenían padres o estaban abandonados en las calles de New York en los años de 1860.
Una de las respuestas de las hermanas a este problema tuvo su inicio en una noche de otoño en 1869 cuando tres hermanas encontraron una bebita, “Sarah H,” en el umbral de su puerta. Desde entonces varios cientos de miles de niños fueron atendidos por lo que llegó a ser el New York Foundling Hospital. Ahora, en el siglo XXI, el hospital continúa su misión de albergar niños y ayudar a familias en crisis.
La Hermana Barbara Battista de las Sisters of Providence of Saint Mary-of-the-Woods. Muchas hermanas han prestado su apoyo a temas de justicia como la paz mundial y la no violencia. |
Vaticano II y más allá
En 1962 se reunieron en Roma obispos católicos de todo el mundo. Si bien sólo unas pocas hermanas asistieron al Concilio Vaticano Segundo, también conocido como Vaticano II, éste transformó las vidas de las mujeres religiosas en el país y en el extranjero. El concilio desafió a las comunidades religiosas de hermanas católicas, como también de hombres, a reexaminar sus carismas—el motivo por el que fueron fundadas sus comunidades. También los instó a responder a las “señales de los tiempos” y a ir a servir donde eran más necesarios, y para muchas hermanas la paz y la justicia social se volvieron más primordiales en su misión. Algunas pagaron el precio final: Desde 1980 por lo menos nueve hermanas estadounidenses han sido martirizadas mientras trabajaban en el exterior por la justicia social y los derechos humanos.
A medida que las comunidades evolucionaban internamente, también reflejaban el cambio exterior. Les fue específicamente encomendado en el Decreto sobre la Adaptación y Renovación de la Vida Religiosa del Vaticano II asegurar que su hábito “cumpla con los requisitos de salud y sea apropiado a las circunstancias de tiempo y lugar y las necesidades del ministerio involucrado. Los hábitos de hombres y mujeres religiosos que no estén adaptados a estas normas deben ser cambiados.” Para algunas comunidades eso significó vestir ropas contemporáneas, para otras significó un hábito modificado, y aun para otras significó retener el atuendo tradicional de su comunidad.
Las comunidades continúan leyendo las señales de los tiempos y van adonde la necesidad es grande. Desde 1995, numerosas congregaciones han participado como organizaciones no gubernamentales (ONGs) en las Naciones Unidas, enfocándose en temas globales como el cambio climático, el tráfico de personas, y la pobreza.
En 2009, la Cámara de Diputados de los EE.UU. rindió honor a las contribuciones históricas de las hermanas católicas en los EE.UU.
La Hermana Corita Kent, de Immaculate Heart of MaryWoods (a la izquierda), influyente artista pop de los 60 y 70, frente a su trabajo en la sala de arte del Immaculate Heart College en Los Ángeles. Hermanas católicas participando en la marcha de 1965 por los derechos civiles en Selma, Alabama. |
Agradecemos a Leadership Conference of Women Religious, Immersive Marketing, y Seruto & Co. por su ayuda para redactar este artículo. Para saber más sobre la exposición de las hermanas y las contribuciones de las mujeres religiosas, visita WomenAndSpirit.org.
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